Algunos avances tecnológicos implican cambios en nuestras vidas, costumbres y normas, y el mejor ejemplo puede ser sin duda los coches de Google: unos vehículos que 'conducen solos' gracias a los más avanzados sistemas de guiado, inteligencia artificial y seguridad.
¿Su único problema? Circular legalmente por las calles, algo que hasta ahora no podían hacer, pero para lo que -según sus creadores- llevan ya tiempo preparados.
Los sistemas y sensores que utilizan los coches de Google no son nuevos:
incluyen cámaras, radares y medidores láser; todos ellos vienen
probándose en diversas competiciones de vehículos autónomos desde hace
años, y nadie tiene muy claro cuánto tiempo pasará hasta que realmente
puedan llevarnos de un punto a otro de la ciudad de manera fluida y sin
supervisión.
De momento, muchos modelos comerciales 'aparcan
solos', pero esto no es comparable al reto de moverse por la ciudad,
entre atascos, motoristas y otros coches, con cierta fluidez.
Para
que esto sea posible primero hay que cambiar las normas que impiden que
los coches viajen 'sin conductor', y esto es lo que ha conseguido
Google en colaboración con el estado de Nevada, en Estados Unidos.
Diferentes requisitos
Hay
que cumplir con una lista previa de requisitos y, si se supera esa
prueba, el vehículo recibe una matrícula roja que lo identifica como
vehículo autónomo y el permiso para circular.
En las más de 25 páginas de requisitos
se describe el tamaño, peso de los vehículos y otras características
que deben de cumplir. Entre ellas, por ejemplo, está que los vehículos
de prueba deben haber recorrido al menos 10.000 kilómetros en circuitos cerrados.
También hay que adjuntar una descripción completa de todos los sistemas autónomos que se utilizan para su guiado, y detalles sobre las personas que van a probar los coches en tráfico real.
¿Personas en coches-sin-conductor? Sí: una de las limitaciones de la norma es que en todo momento debe haber al menos dos personas en el vehículo, una de las cuales debe ser capaz de tomar el control manual en caso de problemas.
Avales millonarios
Realizar las pruebas tampoco será barato: las compañías tendrán que depositar avales por valor de 1 millón de dólares (unos 750.000 euros) para cubrir cualquier posible eventualidad en caso de que alguno de sus coches cause un accidente.
Pero
todavía queda mucho camino por recorrer: otro de los problemas que
plantea esta tecnología es si habrá compañías que quieran asegurar los
vehículos -por no hablar de sus ocupantes- y a qué precios.
Tampoco está claro qué puede suceder si debido a un fallo de software se produce un accidente (¿quién sería el responsable?) o si los propietarios más frikis de la tecnología podrán acceder al código original del coche para comprobar que todo funciona bien o incluso reprogramarlo.
Lo que sí que se sabe es que tampoco se podrán conducir sin carnet,
aunque el departamento de tráfico emitirá carnets especiales a sus
propietarios, probablemente con menos requerimientos que para un coche
normal.
De hecho, uno de sus posibles usos, como ya se ha visto
en algunos vídeos de demostración, es como vehículo para invidentes.
Google, como promotor de la iniciativa, ha sido la primera empresa en
solicitar el permiso para probar sus coches en la jungla de asfalto
Los Google-car
resultan fácilmente identificables porque suelen ser Toyotas modelo
Prius, con las características cámaras y radares en el techo y letreros
de la compañía en los laterales.

Además de eso, la peculiar
matrícula roja -con un bonito símbolo de 'infinito', que dicen
representa al 'coche del futuro'- será otra de las señales inequívocas
de que estamos ante lo que podría denominarse 'el coche del mañana'… Aunque no sepamos muy bien cuándo llegará este 'mañana'.
Fuente: www.rtve.es
Fuente: www.rtve.es
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